Esta entrada podría titularse:
«El día que anacrusa y la síncopa entraron en nuestras vidas».
Desde que María ejerce en el grupo, hemos comenzado a incorporar nuevos vocablos en nuestro lenguaje. Todos nos suenan de nuestra gloriosa época de alumnos de Educación General Básica, cuando la música tan sólo era esa asignatura «maría» en la que nos obligaban a tocar la flauta, instrumento del que la mayoría de niños más tarde reniegan.
Pues ahora María nos dice que si en esta canción cambiamos a tres por cuatro, o si le metemos un tresillo en tal parte del tema… No tenía suficiente con ello, que incluso nos ha acusado de hacer la síncopa y comenzar un tema con anacrusa.
Al principio hemos pensado en darle una paliza, pero luego hemos recapacitado. Después de ver la cara de pánfilos que se nos ha quedado, nos ha recomendado asistir, al menos, a una de sus clases con sus niños. Y tal vez no le falte razón.
El caso es que todo eso seguramente ya lo veníamos practicando, aunque para nosotros era más fácil decir:
«cambia de ritmo; haz un ta, ta, tá y entra a la mitad de la frase».
En fin, llámennos simples, pero hasta ahora funcionaba… Escuchen la fabulosa canción Formentera, de Niños Mutantes. Dicen, como diríamos nosotros :
«tú no estás para bailar pero te mueves al compás con los pies, un, dos, tres… tumpá, ta, ta, tá»
En todo caso, a parte de reírnos un rato con los improperios que lanza María, estamos construyendo canciones con muchos matices, y eso mola mucho. Aunque nos tiremos una hora por tema.