Desde que volvimos de Granada hemos ensayado a ritmo pausado y sin demasiadas obligaciones. Algo que la semana pasada cambió radicalmente porque de repente nos surgieron varias cosas y ahora toca ponerse las pilas, aunque ya hemos hecho tarde y seguro que nos pilla el toro. Sólo hay que intentar que la cornada no sea muy profunda. En principio todo han sido buenas noticias (nuevas fechas, lo del concurso de Yecla, etc.), pero tenemos un poco la sensación de que andamos un poco despistados y con el grupo a la deriva. Sin tener las cosas muy claras. Supongo que se debe a la situación personal de cada uno de los miembros del grupo. Parece que se avecinan algunos cambios, parece… En fin, que tocar en un grupo a veces se hace complicado por lo de cuadrar agendas de cada uno de nosotr@s. A ver si en los próximos días se aclaran algunas cosas y por lo menos sabemos hacia donde vamos. Vaya coñazo de entrada hoy, ¿no?
Vamos a cambiar de tercio. Este fin de semana pudimos comprobar un poco las diferentes divisiones que existen dentro de la música. Por ejemplo, el sábado estaba Il Divo actuando para tropecientas mil personas en el invento pijo de la Copa del América. Leímos que la broma le costó a Valencia 1 millón de euros. Bueno, esta es la ciudad que quieren algunos. Sólo imagen y fachada, cueste lo que cueste.
El viernes había otras propuestas. Vins acabó viendo a La Habitación Roja y Sr. Chinarro en el Greenspace. Dicen que no sonó tan mal como en anteriores ocasiones, pero sigue siendo triste que la sala más grande en Valencia y un espacio en teoría concebido para la música suene tan rematadamente mal. Aquí pasan de invertir un euro. Viendo a LHR puedes entender a lo que aspira un grupo: llenar un recinto enorme con fans. Es decir, gente que escucha música y compra los discos porque le gusta lo que haces. Pero en definitiva gente normal: estudiantes, dependientas, mecánicos, amas de casa, farmacéuticos y vete tú a saber… Una parte también eran músicos, pero tal vez un 5% del aforo.
En cambio el vienes Josep y su hermano Carlos fueron a Lalola a ver a Twelve Dolls y Half Foot Outside. No había mucha gente, aunque sí la suficiente para sentirse a gusto. Lo curioso es que más del 50% del aforo eran personas que tocan en otros grupos, lo que te hace ver la realidad de las cosas de los grupos amateurs o como en el caso de Half Foot, grupo con varios discos en el mercado, pero sin la repercusión que tal vez merecen. Tener público es muy jodido. Normalmente está formado por tus amigos y algún músico solidario con la causa. Así que el día que te encuentras a alguien que simplemente ha ido a verte porque le gustaban tus canciones, ese día creo que es uno de los más grandes para un grupo. Aunque sólo sea una persona. A nosotros nos ha pasado. Esperamos que vuelva a suceder.